Distribución de una cocina industrial

La parte más importante de un restaurante es, cómo no, la cocina. Funciona como un laboratorio, transformando las materias primas en exquisitos platos. La gestión de una cocina no es trabajo fácil, ya que todos sus componentes (tanto humanos como materiales) deben encajar y complementarse a la perfección, consiguiendo así un buen ambiente de trabajo y unos resultados de rechupete.Exif_JPEG_PICTURE

El flujo de trabajo de una cocina industrial sigue un proceso concreto en el que las entradas (alimentos) se convierten en un producto acabado y listo para consumir (¡nunca mejor dicho!). La primera zona consiste en el área de recepción y clasificación de los alimentos. Se suele colocar cerca de la entrada de suministros y la zona de almacenamiento (armarios frigoríficos, estanterías…). La principal función de esta etapa es comprobar los pedidos recibidos, organizar y conservar adecuadamente los alimentos y monitorizar los niveles de stock disponibles.

A continuación encontramos la zona de lavado, donde principalmente se lavan las diferentes hortalizas o frutas que se vayan a utilizar para la preparación de los platos. Suele estar compuesta por 2 o 3 pocetas grandes y una ducha de prelavado. De este estadio se pasa a la zona de manipulación y trabajo, compuesta por grandes mesas de acero inoxidable, que es donde se procesan y cortan los alimentos antes de pasar a la zona de fogones. En este punto, las manos del chef son las responsables del éxito o fracaso del proceso.

Una vez cocinados los alimentos, se procede a la zona de apoyo o montaje, situado cerca del acceso de camareros, para componer los diferentes alimentos en una presentación apetitosa. Y ahora viene lo mejor: probar el resultado. ¡Buen provecho!