Bañarse en la edad media

¿Alguna vez os habéis preguntado a qué olían las casas y la gente en la edad media? o ¿cómo serían los lugares destinados a la poca higiene que había? Seguro que no tenían nada que ver con los preciosos baños de diseño que existen hoy día y sus cortinas de baño con ollaos coloridas.

Parece ser que la caída del imperio romano trajo consigo la decadencia en lo que respecta a la costumbre del baño y muchas otras relacionadas con la higiene. Con la edad media las ciudades europeas se transformaron en lugares fétidos e insalubres, caldo de cultivo para epidemias y enfermedades.

Bañarse en la edad media

Escena en una casa de baños, miniatura anónima del siglo XV

A pesar de la poca falta de higiene que podía existir en los pueblos alejados de las grandes urbes, parece que en las ciudades existió una actitud positiva hacia el baño puesto que le otorgaban virtudes terapéuticas.

Los baños públicos florecieron en las grandes ciudades europeas hacia el s.XIII y en el siglo XV ya eran algo más normal. De hecho, muchas de las ilustraciones medievales que encontramos y que han llegado a nuestros días muestran a la gente tomando baños comunales, eso sí; sin barra de cortina que pudiera tapar intimidades.

a pesar de que la actitud de la iglesia hacia el baño no era positiva pues lo condenaba ya que lo veía como un lujo innecesario y pecaminoso.

Cabe mencionar, que el baño era un punto importante en los rituales de los caballeros medievales. Para su nombramiento, el candidato debía bañarse antes de pasar la noche en oración, con la finalidad de que estuviera corporal y espiritualmente purificado antes de convertirse en caballero.

Parece ser que la costumbre del baño de convirtió en algo menos común causada por las grandes epidemias medievales, cuando empieza a pensarse que el agua es la culpable de los contagios entre los cuerpos, porque a través de los poros de la piel se podía acceder a todos los órganos. Empieza entonces la época del baño en seco, restringiéndose el uso del agua a manos y cara. Esta situación se mantendría hasta casi el siglo XIX.